Querido comandante…

La medular paleña tiene un nombre forjado a base de buen fútbol y pasión, y no es otro que el tuyo, Durán. Durante algo más de una década nos has deleitado con una calidad superlativa, siempre defendiendo a este escudo como si del último partido se tratase. Por ello, tu magia siempre quedará latente en todos los rincones del San Ignacio.

Casi 370 partidos son la prueba más fehaciente de que has sido, eres y serás toda una leyenda en el barrio. Gracias por hacernos vibrar con impresionantes pases a la red, golpeos imparables y asistencias fuera de serie; siempre diremos bien alto que vimos jugar a Jorge Durán.

Ahora, toca vivir el fútbol desde una perspectiva distinta, aunque con idéntico propósito: seguir haciendo grande a este escudo. Sentimiento paleño a más no poder.

De nuevo, gracias por tu infinito compromiso y profesionalidad. Eres enorme, Durán.